Y lo mejor de todo , es que iba avanzando hacia mi, cada vez lo escuchaba de más cerca.
Nunca le había visto la cara, nunca le había visto de lejos, solo lo sentía.
Puse todos mis sentidos alerta y el sonido se hacía cada vez más claro .
Quise asomarme a la puerta por si pasaba de largo. Por fin iba a ver su rostro. Lo senti a unos pasos, esta vez no se me escapará. Espere expectante, calculé que quedaban unos metros nada más.
Y asi fue... el afilador de cuchillos pasando justo frente a mi..."
Y asi da comienzo esta entrada, que escribi sobre la marcha mientras experimentaba todo lo acontecido aquí arriba una tarde de octubre . Y aunque esta entrada haga referencia solamente al sabor y al olor, por mi parte permitidme que también añada el sonido.
La magdalena de Proust es un fenómeno en el que se asocia una experiencia sensorial con un recuerdo.
Así una canción que hace mucho que no escuchas, si la vuelves a escuchar después de un tiempo quizás te vengan a la memoria a modo de pequeños flashes visuales la escena del momento en que la oíste por primera vez.
Hace unos días había leido en una revista cientifica el curioso sistema de almacenar en nuestra memoria los olores según "La magdalena de Proust" .
Y ello me llevo directamente a un día en que después de mucho tiempo me comi un yogurt de limón.
Este hecho insignificante me llevo a uno de los mejores años de mi vida. Mi infancia junto a mi abuela.
Ella me compraba estos yogures cuando nos ibamos al pueblo y me comia siempre uno para merendar o después de cenar. Hacía mucho tiempo que no me comia uno de limón porque realmente no me entusiasma demasiado. Sin embargo había uno en mi pack de 12 yogures comprado aquel día y me hizo muy feliz que al meter la cuchara en mi boca y saborearlo pudiera de repente convertirme de nuevo en esa niña de unos 9 años de edad que iba de veraneo a Turienzo de los Caballeros, pequeña aldea de la provincia de León.
Curiosamente un olor muy característico como es el de la tierra mojada cuando ha llovido, me recordó también a ese mismo lugar. Vino a mi mente esas tardes en que no podia sacar mi bici de paseo porque había llovido, pero que yo detrás de la ventana mirando de reojo al cielo, en cuanto veía que descampaba me dejaban volver a sacar.
Una prima mia siempre llevaba la misma colonia , una de Carolina Herrera. Ella decía que siempre se echaba la misma porque queria que cualquier persona que la conociera, si oliese esta colonia en otro sitio la recordase directamente a ella. Y he de decir que este hecho me ha ocurrido en diversas ocasioness. Asi diversas colonias de amigas olidas en otros lugares me llevaron directamente a su compañia.
Hablando del poder del olor inevitablemente os tengo que recomendar el libro de Patrick Sunskind llamado El perfume. Podréis imaginaros todo lo que transcurre en la historia a través del olfato del protagonista.
Y aunque hace muchos años que me lo leí, -porque me lo mandaron para el instituto-, recuerdo que me gustó y lo queria indicar aquí.
Para terminar lo quería hacer con un relato que he leído esta mañana en el blog Dememoria cuya autora es Paola Vaggio y que sigo desde hace mucho tiempo y recomiendo.
Me ha sorprendido mucho ya que en ésta última semana me he encontado la Magdalena de Proust en dos ocasiones y hasta hace poco ni la conocía. Ella también la hace partícipe de este hermoso relato:
"El año pasado me compré una fiambrera de acero inoxidable que mantiene el calor. Esto ya lo sabéis. No puedo usar una de plástico porque en mi trabajo no nos dejan calentarnos la comida en el microondas. Siempre he querido comer en casa al mediodía, pero jamás lo he conseguido. Es mi pequeño sueño sin cumplir. De pequeña no podía porque mis padres trabajaban y tenía que quedarme en el comedor del colegio. Ahora que tengo 34 años recién cumplidos, tampoco puedo volver a casa a comer porque mi lugar de trabajo queda demasiado lejos.
Por eso, mi fiambrera es más que un recipiente para conservar los alimentos calientes; mi fiambrera es un pedazo de hogar enfrascado y templado.
Extiendo una servilleta de hilo que hace de mantel. Coloco los cubiertos a un lado. Abro la tapa.
De dentro sale mi mamá, que me ha venido a buscar por sorpresa al colegio, tan guapa como siempre, con su traje de chaqueta y sus tacones, y me lleva a comer a casa mi plato preferido: macarrones gratinados. De dentro sale mi novia, la detective Carol Blenk, que me espera en casa para comer, con una copa de vino blanco, un cigarrillo en los labios y una tapita de aceitunas.
De dentro sale mi amigo Ike, que me lleva a Lisboa a comer sardinas en pleno barrio de La Alfama. Mientras, hablamos de la vida y de aquel verso de Pessoa: viajar, perder países, ser otro constantemente. De dentro salen mis amigas Gema y Chelo de Madrid, que me invitan a comer en su casa, a la que puedo llegar en bici cruzando el Retiro.
Si se enteran de que mi fiambrera no es únicamente un recipiente de acero inoxidable para conservar mi comida caliente. Si se enteran de que gracias a ella sueño, me alimento, recuerdo y viajo, el siguiente paso será prohibírmela. Así que esto es lo más parecido a un secreto.
Para mañana tengo lomo adobado. Mientras lo freía he tenido un "momento Proust con sus madalenas": el olor del lomo me ha llevado hasta la fiesta hippie de Sant Francesc de Formentera. He vuelto a saborear aquel bocadillo que nos jalamos en la plaza mientras sonaban los Doors y que olía tan bien. Mañana, a las 13:30, abriré la tapa de mi fiambrera y estaré en una isla"
* Curiosidad: ¿Se dice magdalena o madalena? Las magdalenas son unos pequeños bollos elaborados con una masa parecida a la del bizcocho que se suelen tomar mojados en leche. Es de ahí donde algunos quieren ver el origen de la palabra, al comparar el goteo del líquido al sacarlas empapadas de la taza con las lágrimas vertidas por María Magdalena.
Me gustaría que compartierais conmigo algún recuerdos provocados por un sabor u olor :)
12 comentarios:
A veces sucede que destapo el jabón en la mañana rápido para ducharme y el olor de este me recuerdo unos días muy felices,al lado de personas que amo y amaré siempre.
El olor del chocolate caliente me recuerda a mi madre.
Y en cuanto a perfumes a veces me atrapa un olor que me recuerda a alguien que puedo estar segura jamás se ponía perfume, pero ese olor me recuerda tanto a esa persona que termino pensando que quizá me mentía y se ponía loción o simplemente estoy loca.
Gracias por esta entrada, de estas pequeñas cosas se conforma la vida :D
Me ha encantado el post. A mi hay varios olores, sobre todo de perfumes que me recuerdan a varias personas. Hay una loción de afeitado que me recuerda a un amigo del que hace mucho que no se de él. El perfume de Ralph me recuerda a un tía. Y el desodorante de chocolate de Axe me recuerda a mi novio. Y cada vez que huelo coca de yanda me viene a la mente mi abuela en la cocina preparando esa coca tan rica...
Como pueden los olores transportarte a distintos lugares o personas, es increíble lo que hace nuestro cerebro.
Un saludo!
http://latentaciondetuchy.blogspot.com.es/
Hola, soy nueva en tu blog, el cual ha sido toda una agradable sorpresa, la cual encontré en la red buscando una frase de mi amado Murakami, sólo puedo decir que es un excelente blog; y para comentar sobre este post, quiero decir que el olor a la tierra mojada me recuerda a mi abuelo, ya que cuando era niña me encantaba estar con él regando los árboles y el jardín, es por eso que prefiero los días de lluvia ya que después de ella mi abuelo regresa un ratito a visitarme :)
Qué razón! Muchísimas veces asociamos un olor a un recuerdo y dependiendo del tipo de recuerdo, aborrecemos o adoramos el olor!
Me ha gustado mucho tu post :)
Me alegran todos vuestros comentarios y recuerdos que han sido destapados:)
El olor a te de manzanilla, me hace volver a aquel momento en el que sufria de mis ataques de panico y una de las cosas que me tranquilizaban era un te de manzanilla, me recuerda a mi viaje a corrientes en el que fui a un doctor para saber que me pasaba, me calmaba los nervios, es un recuerdo que me pone muy "nostalgico"
La primera vez en mi vida que tomé manzanilla para calmarme, fue un momento bastante trágico. Así que para mi en éste caso, me trae un recuerdo bien distinto. Es curioso como a cada uno le trae algo de paz, o algo de dolor, el olor, el recuerdo de aquel momento que por algún motivo u otro marco sin duda algo importante en nuestras vidas...
María, me encanta el olor a jazmín, me recuerda a la casa de mi abuela, cuando en verano me dejaba dormir en el patio en una hamaca. Precioso post
El jazmin también me encanta a mi !! A mi me recuerda igualmente al verano, a noches en terrazas o paseos de la mano. Muchas gracias Elena!!!
El jazmin también me encanta a mi !! A mi me recuerda igualmente al verano, a noches en terrazas o paseos de la mano. Muchas gracias Elena!!!
La última vez que fui a la otorrino, me dijo que tengo rinitis (inflamación del revestimiento mucoso de la nariz, ja!) así que mi olfato es el menos desarrollado de mis sentidos.
Por ideología y por salud, elijo no tomar coca-cola pero, muy cada tanto, cuando caigo en la tentación, y llevo el vaso de vidrio a los labios, sintiendo la efervecencia de las burbujas,el sabor me lleva directo a la casa de mis abuelos. Me recuerda esa casa donde el sol no entraba, la figura de mi abuela vestida de entrecasa, donde siempre había gaseosa para tomar y conocí las playas de la serie baywatch. Gracias por trae todo esto a mi memoria coleccionista. Saludos!
:)Como lo cuentas imagino un plano de una secuencia de película. Tu boca y al lado tu vaso de búrbujas mientras la memoría viaja lejos. Que bonito, muchas gracias por compártirlo Bel!
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