Este año ya lo sabe,
lo de los reyes y los padres.
Su madre le ha traído del colegio,
y se lo ha dicho todo en un momento.
Se lo ha dicho porque ya tiene diez años
y hace días que andaba preguntando.
Pero él no quería saberlo,
hubiera preferido un par de años más de hacerse el sueco.
Y ahora ya es seis de enero,
y ya se levantan sus hermanos pequeños.
Sale al salón, y mira a su madre a los ojos,
y ve el árbol y los regalos, y entiende
que eso era todo, era todo.
El árbol, los regalos, eso siempre ha sido todo.
Sus hermanos le miran
y le señalan una caja.
Él se acerca y rompe el precinto.
Y sí, era lo que había pedido.
¿Y ahora qué hacer, después de la primera gran mentira?
Porque eso es lo que es,
no una ilusión o un juego sino una mentira,
una mentira, los reyes son mentira.
Eso es lo que es,
no una ilusión o un juego sino una mentira,
una mentira, es mentira.
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