Es el número de la octava maravilla ,esa que cada cual imagina como quiere, el número que está en mi formato de película preferido y el número de las ruedas de mis patines. Un número fantástico para pequeñas fiestas memorables. Ni excesivo ni escaso. Y par. Importante a la hora de establecer equilibrio de sexos(no es una tontería).
El ocho es un número de cintura estrecha, un número de una cierta chulería. Un número lleno de curvas que se insinúa, que se ondula y se desliza, que esquiva y sortea. Un número con sensualidad. Pero basta darle cuarto de vuelta para descubrir su faceta más espiritual. De repente, su serpenteo y su seducción se transforman en profundidad e infinito. El ocho ya no es más ocho, es algo inabracable que se escapa a nuestra comprensión. Dos caras de la misma moneda. Me gusta el ocho.
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